Este lunes 3 de junio, se desarrolló la quinta
marcha consecutiva en Argentina contra la violencia hacia las mujeres, “Ni Una
Menos”. Recordemos que la primera convocatoria se transformó en la marcha más
multitudinaria de la historia Latinoamérica por los derechos de las mujeres. La
elección de la consigna central de la marcha “Ni Una Menos”, no ha sido casual.
Le corresponde su autoría a la activista por los derechos humanos y de las
mujeres Susana Chávez, poeta, mexicana.
Fantasmas*
Sollozan.
Inundados en la certeza.
Entran en el aliento,
las palabras.
Susana nació el 5 de noviembre
de 1974, fue asesinada en Ciudad Juárez; en la frontera mejicana con los
Estados Unidos; ciudad en la que vivió, militó y escribió.
Susana se interesó por la
poesía a muy corta edad, a los once escribía y leía sus poemas. Como militante
contra el femicidio en Juárez, leía en las manifestaciones, en las reuniones. Su
poesía era un regalo y una contribución para la lucha.
Reconocida intelectual y
artista juarense, Susana acuñó la frase “Ni una menos, ni una muerta más”, con
la que dio inicio en el año 1995 a las protestas contra el feminicidio en
Ciudad Juárez, desarrollado fundamentalmente por bandas vinculadas al
narcoestado mejicano, contra las obreras de las maquiladoras.
La frase fue emblema de la
lucha en Juárez, y desde el 3 de junio de 2015 recorre las bocas de todos los
hombres y mujeres que en Argentina luchan contra la violencia hacia la mujer.
Susana no llegó a ver la
trascendencia de su palabra en las manifestaciones de Argentina y el resto de
América Latina; fue asesinada el 6 de enero de 2011, a la edad de 36 años. El
fiscal de Chihuahua que siguió el caso; Carlos Manuel Salas; dedicó su
investigación a desligar la militancia de Susana del asesinato, culpó a la víctima,
y desestimó que se trate de un caso de femicidio.
En 2010, en Ciudad Juárez,
una mujer era asesinada cada 20 hs; las bandas de narcos de los cárteles de
Sinaloa y de Juárez se disputaban el pasaje de drogas a los Estados Unidos y la
trata de personas. Escuadrones de los ejércitos del narcotráfico, viola
tumultuosamente a las mujeres que vienen desde todos los parajes mejicanos para
trabajar en las maquiladoras, las cazan, las estaquean, las marcan, las matan,
las descartan.
En Juárez se desarrolla un
estado paralelo, a la sombra del Estado, y a la vez íntimamente vinculado a
éste. Un estado con sus propias finanzas, sus lavaderos de dinero en los bancos
internacionales, sus propios ejércitos y sus ejercicios violentos. (Segato:
2013, La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad
Juárez).
La investigación del
asesinato de Susana dio con tres menores, reclutados para la banda de los
Aztecas, un ejército del cártel de Carillo, que desde por lo menos 2009, se
enfrentaba a los ejércitos del cártel de Sinaloa. Se estimaba en 2012, que los Aztecas tenían
reclutados al menos 5 mil miembros a ambos lados de la frontera.
La violación y asesinato
de Susana se inscribe en el femicidio, aunque el fiscal de Chihuahua haya
querido enmascararlo, para encubrir la responsabilidad del Estado, y del
régimen, que en su etapa de descomposición desata esta enorme violencia contra
las masas.
Las marcas de la del
Estado sobre los cuerpos de las mujeres violentadas preceden sin embargo a las
que deja el femicida de Juárez o Argentina, antes estuvo la responsabilidad del
Estado que le negó la denuncia, la asistencia, el refugio, el salario igual al
coste de la canasta básica de alimentos, la salud reproductiva, la vida.
Las mujeres asesinadas en
Ciudad Juárez por las bandas narcos, tienen en común que han sido trabajadoras
de las maquiladoras, obreras. En Argentina, como en Juárez, la urgencia se abre
paso. Las muertas no pueden esperar, las sobrevivientes tampoco. Aquí y en
Juárez el Estado es Responsable.
MUJER HACHA*
Mujer
lejana,
improbable
disfrazada de razón,
fuerza sin sangre.
Hechicera mocosa echada a sus sienes
a quien le nombran incertidumbre.
Abismal de lo interno que no sabe ademanes
cautivante con sus silencios.
Atroz,
irresistible al deseo de morder la noche
vacilante en desencantos
embellecida por cuentos
reposada en la distancia.
Mujer instante,
hacha
que arrastras,
que cortas lenguas esparciéndolas
en la mano de Dios que se retuerce de risa contigo.
Fugitiva de tu captura saldré
sabiendo perfectamente
que eres invencible.
Susana Chávez (2010)
(*) Natalia González Muñoz, Profesora en Ciencias Antropológicas-Universidad de Buenos Aires.