sábado, 30 de junio de 2018

Alteridades y luchas por la vivienda en la Ciudad de Buenos Aires. El caso de la ex Autopista 3 (AU3)

Introducción

          Referirse a nuestra vida urbana está muy lejos de ser algo automatizado donde las obligaciones y los desplazamientos físicos parecen ser parte de algo que se produce mecánicamente y de manera homogénea. Muy por el contrario, la vida en la ciudad forma parte de una producción de sentido que encierra complejidades, conflictos y contradicciones. En el mundo de hoy pensar la vida urbana es también buscar comprender el derecho a habitar la ciudad. 

Me pregunto si, como dice Fernando Gómez Aguilera (2004) cuando afirma que la mitad de la población vive en ciudades como resultado de un fenómeno de urbanización donde la ciudad se entiende en términos de producción y de consumo, pensar la ciudad acaso no tenga que ver con el derecho a habitar un universo cada más privilegiado donde el derecho sólo está restringido a unos pocos.

trailer del film de Alejandro Hartamann Au3 (Autopista Central)


Si hablamos del derecho a habitar la ciudad, tal vez la vivienda sea uno de los aspectos centrales. A partir de mi experiencia junto a un grupo de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires que reclaman el derecho a la vivienda, es posible sintetizar varias de las cuestiones que hacen parte de la vida urbana: consumo, expulsión, conflictos e identidades que se expresan en la lucha por la vivienda que no es otra cosa que el derecho a la ciudad. Por ello creo que la historia de la Autopista 3 (o Autopista Central)  representa una descripción bien abarcativa de varias de las cuestiones que hacen a la vida urbana



Parte I: La lucha por la vivienda en Buenos Aires, el caso de la ex Autopista 3, Central (ex AU3)


La ex Autopista 3 fue un programa de trazado urbano realizado durante la dictadura militar argentina en 1982. El proyecto formaba parte de la política llevada adelante por el ex intendente de la Ciudad de Buenos Aires, el Brigadier Osvaldo Cacciatore. La construcción de la autopista tenía previsto el plan de unir el norte y el sur de la ciudad. Este proyecto se produjo en un contexto de fuertes vínculos entre el gobierno militar y empresas constructoras beneficiarias de licitaciones públicas. Fue así que en aquella época se construyeron grandes autopistas en la ciudad de Buenos Aires bajo la apariencia del desarrollo urbano. Pero ¿qué significa el desarrollo urbano?. Básicamente la noción de desarrollo presentada por la dictadura militar tenía que ver con un fuerte proceso de higienización. Este proceso se llevó a cabo mediante lo que fue llamado como “Plan integral de erradicación de villas miserias”: 


Como dice Löic Wacquant en su trabajo sobre “Los condenados de la ciudad” (2001), los términos favela en Brasil, gueto, en Estados Unidos, banlieue en Francia, villa en Argentina, son empleados para designar a las poblaciones más estigmatizadas y situadas en la base de la pirámide social. En ese contexto, la Ciudad de Buenos Aires fue protagonista de un programa social de expulsión de aquellos condenados. Una limpieza que tenía que ver con la propuesta de “embellecer” y desarrollar la ciudad. En ese contexto represivo y dictatorial, se crea el Plan de Autopistas Urbanas que, entre otros, incluía el Proyecto de la Autopista 3 (en adelante ex AU3). La puesta en marcha del proyecto significó demoler las viviendas que forman parte de la traza de la futura autopista.

Sin embargo, tras la derrota de la Guerra de Malvinas, en 1982 y la decisión del gobierno militar de convocar a elecciones para el año siguiente, la Autopista 3 nunca fue construida lo que transformó a la zona en un espacio de casas vacías, muchas de ellas destruidas total o parcialmente. Dentro de la crisis económica nacional, el acceso a la vivienda fue una de sus expresiones más significativas y, con ello, el derecho a la ciudad acabó siendo el derecho de algunos privilegiados.
Esquema correspondiente al denominado Plan de Autopista Urbanas. En el centro, se observa el diseño de la AU3. 
Muchas familias sin acceso a la vivienda vieron una posibilidad de solucionar su problema habitacional ocupando aquellas casas que habían sido destruidas para construir la fallida Autopista 3. Algunas de esas casas expropiadas se mantuvieron en pie en condiciones muy precarias, mientras que otras fueron demolidas en su totalidad, quedando solamente la estructura. Es así que algunas de las familias ocupantes tuvieron que reconstruir las viviendas para poder hacerlas habitables. Con el correr de los años el extenso trazado de la ex Au3 se transformó en un espacio público en tanto su administración pertenencia a la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La categoría de espacio público bien puede ser aplicada aquí a la consideración que realiza Jüergen Habermas en su análisis asociado a la democracia liberal, a la noción de ciudadanía y al poder de la burguesía que comienza a instalarse en las democracias modernas con en el surgimiento de los Estados liberales. Este concepto de espacio público, entendido en su concepción más liberal ayuda a explicar buena parte de lo se pone en juego al analizar la situación de la ex AU3. 
Mapa con la extensión completa de la ex AU3.
Uniendo los barrios de Saavedra y de Pompeya, al Sur
Con el retorno de la democracia liberal a la Argentina, la Ciudad de Buenos Aires, encuentra en su extensión norte-sur una traza de casas ocupadas por numerosas familias que reclaman su acceso a la vivienda y el derecho a habitar la Capital Federal. En ese sentido, el espacio público conformado por la ex AU3 y administrado por el Estado forma, parte de la expresión de políticas de higienización donde lo público es expresado como sinónimo de clase y civilización apta para su uso.
De acuerdo con ello y a partir de mi experiencia de campo junto a los vecinos pretendo trabajar algunas hipótesis bien demarcadas que nos hablan de lo macro y de lo micro. En primer lugar, me refiero a las políticas sociales diseñadas por el Estado y el mercado que apuntan a la expulsión y a reservar la ciudad únicamente para aquellas personas que se lo merecen. Es decirir, aquellos que se adapten a un esquema de meritocracia para los considerados ciudadanos, civilizados que hagan frente a la barbarie. En ese sentido, el ejemplo de la traza de la ex AU3 hace parte de esa invasión plebeya que ocupa la ciudad, que invade el espacio público (entendido en su acepción más liberal-burguesa) y que, paradójicamente, reclama el derecho a la propiedad, a ser dueños de una vivienda. Es en ese aspecto en el cual la lucha puede transformarse en logros colectivos y, aún en medio de paradojas y contradicciones, desafía la historia y la llamada identidad nacional.
 En segundo lugar y pensándolo a escala micro, el caso de la ex AU 3 muestra la manera en que los propios vecinos perciben esas concepciones liberales del espacio. ¿De qué manera los actores en disputa se identifican con aquellas concepciones burguesas asociadas a la civilización y a la barbarie? ¿De qué forma construyen sus identidades los propios protagonistas de la lucha? A partir de una extensa experiencia de campo, de haber habitado y sido parte del conflicto, intentaré dar cuenta de cómo se articulan lo macro y lo micro. La cohesión y el consenso. La lucha popular y los espacios de poder.

Parte II: Las políticas de higienización. Las particularidades en una Argentina blanca y civilizada

     
Para entender el caso de la traza de la ex AU3 y su lucha, es preciso enmarcarla en el contexto de la historia argentina y la formación del Estado-Nación. Si bien, los países latinoamericanos tienen una historia compartida en materia de colonización, masacre a pueblos originarios y esclavitud, la Argentina presenta algunas particularidades que explican tanto las concepciones del poder político como también el imaginario existente al interior de su población como de buena parte del exterior. Vista muchas veces como la Europa de Sudamérica, asociada a la ilustración y a una importante clase media, existe también la creencia de que Argentina es un país sin indios y, más aún, sin negros. Ezequiel Adamovsky (2010) se ha referido a ello en su trabajoHistoria de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919–2003”. 
Para graficar mejor este recorrido histórico, vale la pena hacerlo de un modo más ágil y dinámico con una producción audiovisual basada en su obra. Allí podrá entenderse buena parte de la conformación de la clase media argentina y buena parte de lo que ha sido su “identidad nacional”. 




De esta forma, queda más claro el lugar que ocupan los derechos a determinados accesos. El modo en que se estructuran la civilización y la barbarie y las históricas rivalidades producidas en ese contexto. Mi trabajo de campo estuvo realizado junto a vecinos que formaron la historia de la traza de la ex AU3, ocupando casas que habían quedado ociosas y exigiendo al Estado que garantice su derecho a la vivienda dentro de la capital federal.
Como hemos visto, la división entre civilizados y bárbaros también se expresa en términos territoriales. La Ciudad de Buenos Aires representa el lugar asignado a la cultura ilustrada, sus teatros y su reconocimiento internacional así como su permanente autoidentificación con ciudades europeas. El caso de la lucha de los vecinos de la ex Au3 demuestra el modo en que la identidad nacional entra en tensión con una población que exige igualarse al resto y, en parte, lo consigue.

Parte III: La lucha por la legalización: de Okupas a "ciudadanos"


Aquel espacio público, cuyo trazado se extendía de Norte a Sur, comenzó a ser ocupado en los años de democracia, por centenares de personas que reclamaban no sólo su derecho a la vivienda, sino que comenzaron a exigir el derecho de vivir en la Ciudad de Buenos Aires. Pero, para ello, el Estado debía reconocer su reclamo.
De esta manera, este espacio que, en términos administrativos y de gestión pertenecía al Estado de la Ciudad de Buenos Aires, fue convirtiéndose con los años en un espacio de disputas políticas en el que los vecinos se organizaron para hacer visibles sus demandas, pasando por represiones policiales y desalojos violentos, sin olvidar las diferentes estigmatizaciones expresadas por medios de comunicación y por gran parte de los vecinos propietarios que históricamente habitaban los barrios comprendidos por la ex AU3 y que no comprendían el área afectada al desalojo de entonces.
La ocupación hecha por esas familias comenzó a dar una nueva configuración a la zona: aquellas casas que no estaban afectadas a la traza de la ex AU3 no fueron expropiadas, por lo cual sus habitantes permanecieron en ellas, compartiendo el barrio ahora con una nueva población que llegaba de diferentes latitudes y con otra que había sido inquilina durante el proceso de expropiación que no fue beneficiada por el subsidio y decidió quedarse. Todos ellos reclamando su derecho a una vivienda en la Capital Federal. Es así que este proceso comienza a dar forma a una nueva sociabilidad en aquellos barrios: la convivencia entre los vecinos propietarios, que vivían frente a las nuevas casas de la traza de la ex AU3 y que pasarían a llamarse “frentistas” (tanto a sí mismos como por parte de la administración gubernamental) y los nuevos (otros no tanto) vecinos que ocupaban y levantaban esas viviendas en terrenos públicos, que fueron bautizados como “ocupantes”. De esta convivencia, de la construcción de alteridades e identidades, así como de las heterogeneidades presentes al interior de los campos, principalmente dentro de los vecinos “ocupantes” pero también del rol del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires  se ocupará este artículo.
La exigencia de los vecinos “ocupantes” fue constituyéndose en una organización política que, con los años, aprendió a moverse, enfrentarse y negociar con las diferentes áreas administrativas. Con la organización vecinal se conforma una comisión de delegados elegidos por zonas para luchar organizadamente tanto por el acceso a la vivienda como para frenar los frecuentes desalojos compulsivos. Se forma así una Unidad Ejecutora integrada por delegados, legisladores porteños, funcionarios gubernamentales de la Comisión Municipal de la Vivienda y representantes de los citados vecinos “frentistas” que, como podrá verse más adelante, desempeñan un papel importante en esta historia. Vecinos ocupantes, funcionarios políticos y frentistas aparecerán en el texto como actores protagónicos de la conflictividad espacial en cuestión. La Unidad Ejecutora de la ex AU3[i] sería desde entonces la encargada de administrar el problema de la traza, así como de dividirla en lo que se llamarían Sectores que tendrían una numeración del 1 al 5 y estaban distribuidos según área geográfica para su administración.
Luego de varios años de lucha y de padecer violentos desalojos efectuados por la Policía Federal, el 30 de diciembre de 1998, se sancionó la Ley nº 324 que planteaba puntos importantes para atender la cuestión habitacional para los vecinos de la ex Au3. La ley contemplaba principalmente el reconocimiento legal de la categoría de “ocupantes”. La sanción de esta ley los colocaba como sujetos de derecho. Lo que, en términos legales, los igualaba a aquellos vecinos propietarios y abría las puertas para continuar la lucha por la vivienda.
Para simplificar y no ahondar en detalles técnicos, digamos que la ley dice que el estado debe brindar una solución al problema habitacional. Para ello existen algunas opciones para los vecinos: el Estado brinda la posibilidad de optar por un crédito o por la construcción de viviendas dentro del propio barrio. En la práctica, con el transcurso de los años y cambios de gobiernos, ninguna de las opciones prosperó y hasta el año 2009, los conflictos fueron disminuyendo en tanto ni el estado avanzó con créditos ni con las construcciones. Sin embargo tampoco continuaron los desalojos violentos ni las persecuciones policiales de los primeros tiempos, lo que dejaba tranquilos, de algún modo, a los vecinos que aún mantenían ocupando las viviendas y habitando diariamente los barrios afectados.
Mapa del sector 5 de la ex AU3. Abajo, en el círculo, el trazado completo
de la ex AU3 dividieno en dos  la ciudad  y uniendo el norte con el sur
Mi trabajo se desarrolló en el denominado Sector 5 de la traza de la ex AU3, delimitado por las calles Donado, Av. de los Incas, Holmberg y Av. Congreso, donde se calcula que viven aproximadamente 300 familias. Esta zona tiene la particularidad de constituir uno de los puntos más caros de la ciudad donde confluyen los barrios de Villa Urquiza, Coghlan y Belgrano R.



En este sector es donde pude convivir con las nuevas formas de lucha que comenzaron en 2009. A partir de ese momento los conflictos regresaron a partir de la llegada del entonces Jefe de Gobierno, Mauricio Macri[ii] donde se produjeron nuevos intereses por un barrio muy codiciado por el marcado inmobiliario. Pero, además, este período dio muestra de las distintas alteridades, identidades y disputas que se relacionan ampliamente con la historia nacional y con las políticas públicas.




[i] La Unidad Ejecutora de la ex AU 3 fue el organismo encargado de administrar el área comprendida por la traza de lo que sería la Autopista 3. En dicho organismo se atenderían los reclamos de los vecinos y de allí saldrían varias resoluciones destinadas a la administración de ese espacio.
[ii] Antes de asumir como Presidente en el año 2015, Mauricio Macri ocupó el cargo de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de los años 2008 a 2015.

Parte IV: Alteridades, disputas e identidades en el uso del espacio.


En este párrafo intentaré describir cómo se construyen las identidades. Rupturas y continuidades entre los vecinos ocupantes de la traza ex AU3 y los propietarios que forman parte del frente, llamados frentistas. Por otra parte, pretendo mostrar que las identidades están muy lejos de ser rígidas y cerradas. Muy por el contrario, son flexibles y en permanente construcción.

IV.1 Rupturas y continuidades.
Las estructuras de las casas de la traza ex AU3 presentan muchos años de antigüedad, mayormente precarias. La división entre la ex AU 3 y el frente está dada principalmente por las calles que actúan como límites. Es decir que, al caminar por el barrio, puede notarse la diferencia de una vereda a la otra. Mientras que en una vereda se observa la precariedad, el hacinamiento en viviendas multifamiliares y los terrenos baldíos, en la vereda del frente se destacan casas imponentes y edificios altos, propios de los citados barrios que forman parte de la zona norte de la ciudad.
La traza ex AU3 no presenta las características espaciales de algunos barrios marginados como las villas donde se identifica un adentro y un afuera. Esto es que, a diferencia de muchos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y de otras regiones de la Argentina, denominadas “villas”, es habitual que el tránsito de las personas que habitan esos barrios implique un “entrar” y “salir” del barrio, como muchos de sus moradores describen. Es así que los habitantes de las villas tienen que “salir” del barrio para tomar un ómnibus, para ir a sus trabajos o para ir a un hospital, por ejemplo, dado que las ambulancias no “entran” a las villas, muchas de las cuales cuentan con una calle que hace de límite casi fronterizo entre quienes viven en villas y fuera de ellas.
El caso de la ex Au3, en el sector 5, muestra las diferencias entre casas de propietarios y las casas de los ocupantes. Sin embargo, en el flujo y el movimiento de unos y otros es fácil detectar cómo la propia calle que puede dividir a los propietarios de los ocupantes- sirve de tránsito por donde las personas se mueven de un lado a otro. Sin embargo existen límites de clases y de mundos de pertenencia que conviven pero que se separan a la hora de pensar en la propiedad. Entre quienes son propietarios y quienes luchan por serlo.



Contrastes. Imagen que retrata uno de los predios ocupados por vecinos de la ex AU3 y una de las viviendas características del barrio de Coghlan. 
Georg Simmel (1986) ha mostrado la manera en la cual el límite es el resultado de las prácticas cotidianas de los individuos, es decir, tiene que ver con las interacciones y con la forma en que las personas se piensan a sí mismas. Las interacciones cotidianas entre ocupantes y propietarios se producen en el propio uso del espacio. Como dijimos, la traza no reúne las características que, muy elementalmente, podríamos identificar como gueto. Los niños concurren a las escuelas del barrio que están ubicadas a pocas cuadras, las personas van a los mismos comercios del barrio e hipermercados de la zona, etc.
El aspecto comercial representa un punto significativo de interacción social, aún el comercio ilegal. Phillipe Bourgois (2010) en un estudio etnográfico realizado en el East Harlem en Nueva York, muestra el modo en que las personas pueden ganarse la vida. El comercio ilegal es uno (y no el único ni el principal) de los varios aspectos clave de interacción aún entre propios universos que, a priori, aparecen enteramente distanciados
Este ejemplo pude notarlo en mi visita a la casa de Graciela, una de las vecinas de la ex Au3, quien vive en un predio donde se juntan varios jóvenes que suelen ubicarse en la entrada y es habitual que se fume marihuana, se consuma alcohol produciéndose reuniones de amigos con música alta. Tras pasar por el costado del grupo y subir dos niveles por escalera, llegué a casa de Graciela[i] quien me contó parte de su historia y el modo en que muchos de los jóvenes del predio se relacionan con otros hijos de propietarios: “Aquellos que están en la entrada del predio hacen fiesta todos los días, y son los dueños del lugar. Venden droga para todo el barrio, tanto para otros chicos de acá como para otros que son hijos de los vecinos propietarios”. Las expresiones de Graciela muestran un sufrimiento que también es preciso incluir en la descripción. Para ella es “un padecimiento vivir aquí”. Muestra su angustia por sentirse amenazada, “no puedo salir a trabajar en paz, tengo miedo de dejar mi casa sola y que me roben lo poco que tengo”. Me pareció clave su testimonio para mostrar un mundo bien complejo. Un mundo social, el de la marginalidad y la exclusión donde muchas veces se olvidan las heterogeneidades y el sufrimiento de las personas que allí viven. Sobre esto no habla Daniel Míguez cuando nos advierte acerca de los errores de algunos relatos progresistas que muchas veces “encubren un romántico relato de un mundo feliz que esconde los padecimientos y penurias que sufren los más postergados (2006: 17)”.
Cuando pensamos en las alteridades o en la manera en que las personas construyen a otr@s, es necesario destacar que esos otros pueden ser los mismos compañeros de lucha, o los jóvenes del barrio a quienes tanto Graciela como varios testimonios definen como “ladrones y drogadictos”. Las formas de clasificar a otros nos habla de esas cuestiones micro que, muchas veces reproducen o expresan lo mismo que manifiestan algunos de los vecinos propietarios que consideran que “los ocupantes deben irse del barrio porque devalúan nuestras propiedades”[ii].
Es por eso que la identidad no puede definirse como un conjunto cerrado y homogéneo sino que presenta dimensiones mucho más complejas. Las formas de auto reconocerse como la manera de construir alteridades tienen que ver con la organización del espacio en el cual los sistemas de clasificación siguen el modelo de la sociedad que clasifica y sus afinidades tal como sostienen Durkheim y Mauss (1996).
Lo que pretendo mostrar aquí es que el caso de la ex AU3 resume buena parte de la vida urbana. Un entramado social complejo en el cual predominan las heterogeneidades, las luchas cotidianas por acceder a la ciudad y relaciones de alteridad marcadas por el conflicto, rupturas y continuidades. Asimismo la distancia entre esos mundos tan distantes entre vecinos de la ex AU3 (ocupantes y desposeídos) y vecinos frentistas (propietarios) marca una clara división de clase y de intereses antagónicos, en términos estrictamente marxistas. Al mismo tiempo muestra cómo, a partir de la venta de droga dos mundos aparentemente intocables como el de los propietarios y el de los ocupantes se interrelacionan. Es en este contexto que la venta de drogas en algunos casos puede ser, para algunos jóvenes “ocupantes”, una posibilidad de acceder al mundo de los otros. Una posibilidad de relacionarse con un mundo distante en términos de clase pero que los pone en un plano de igualdad y hasta de poder en tanto poseedores del fruto deseado (la droga). Pensar la cercanía o la distancia es pensar en la relación que las personas tejen entre sí, en cómo se aproximan o se distancian en el marco de un espacio que ya ha sido ocupado a partir de la propia interacción (Simmel, 1986).
Las relaciones de proximidad y distancia entre familias de propietarios y de ocupantes permiten discutir análisis ecologistas del sentido común, que entienden que las personas crecen en un ambiente, en una suerte de nicho, en el que desarrollan una cultura que les es propia y particular. Por otro lado, la necesidad de entender éstas interacciones no anula los antagonismos; contribuye a discutir determinados enfoques e investigaciones periodísticas que, por ejemplo, asocian cultura y lugar de procedencia sin entender las heterogeneidades que hacen a la vida social en general y urbana en particular.




[i] Los nombres de los informantes han sido modificados a fin de preservar sus identidades. Están colocados simplemente a modo de citar aquellas expresiones surgidas en entrevistas formales e informales que enriquecen de la etnografía
[ii] Entrevista personal con un vecino propietario.

IV.2. Legalidad vs. Ilegalidad (O quiénes tienen derecho a habitar la ciudad)


La relación legal/ilegal es una marca a fuego en toda la historia de la ex AU3. Desde la ocupación de casas hasta la lucha por obtener el reconocimiento del Estado, lo legal se ha convertido en la clave para exigir derechos pero también es un modo de identificación.

Reclamo de vecinos exigiendo el cumplimiento de las leyes. Fuente sitio web: vecinosdelaexau3.blogspot.com
Así como señalé continuidades existentes entre ocupantes y propietarios, marcando también que no existen demarcaciones físicas que determinen un adentro y un afuera del barrio, ser o no de la traza de la ex AU3 implica posicionamientos políticos y representaciones sociales muy fuertes. Aquí lo ilegal y lo legal se expresan fuertemente en este sentido.
 En una de las reuniones de vecinos propietarios (o frentistas), uno de ellos manifestó “queremos recuperar nuestro barrio, que se solucione el problema habitacional de los ocupantes de la traza de la ex AU3, sin olvidar nuestros derechos como vecinos”. Pese a ser reconocidos y legalizados, continúa habiendo una demarcación entre “ocupantes” y “vecinos”. Entre los ilegales y los vecinos que “pagamos nuestros impuestos”. Esta forma de alteridad que define la historia de la civilización y la barbarie, sobre la que hemos profundizado, muestra cómo el espacio público representa aquellos ideales burgueses referidos por Habermas. El derecho y la ley asociados al esquema burgués marcado por la propiedad, en términos económicos, y por el modelo civilizatorio e higienista, en materia ideológica.
Lo legal y lo ilegal se hacen presente en la concesión de derechos, al mismo tiempo que es una forma de legitimarse por parte de los vecinos de la traza y ser reconocidos como tales para lograr ser encuadrados como sujetos con derechos luego de la sanción de la Ley 324. En este punto es donde creo que es posible sostener una de las hipótesis planteadas para este trabajo. La lucha de los vecinos de la ex AU3 desafía el modelo de identidad de la Argentina “blanca”, “civilizada” y “culta”. La barbarie representada por lo popular y las clases desposeídas lograron a través de su lucha, el reconocimiento del propio Estado liberal burgués y ubica a los vecinos de la ex AU3 en un plano de igualdad que les reconoce el derecho a la propiedad y a vivir en la ciudad. Más aún, a vivir en el mismo barrio obligando al Estado a cumplir con ese derecho. Y, como si fuera poco, impidiendo al Estado recurrir a desalojos forzosos.
Durante la gestión de Mauricio Macri, funcionó en Buenos Aires la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), un grupo de choque que actuaba violentamente contra, mujeres, hombres, niños, ancianos, etc., en situación de calle que ocuparan plazas, veredas o viviendas[i]. La legalización de los habitantes de la ex AU3, evitó que la UCEP actuara sobre ellos y los desalojara como había hecho el Estado previo a la ley de 1998.

Portada del periódico argentino Página/12 del 5/11/2009
Más allá de ser una protección y una figura asociada al derecho, el concepto de “legalidad” es también una categoría antropológica de producción de sentidos que representa tensiones al interior de los grupos. La categoría de ilegal tiene cargas negativas para algunos vecinos de la ex AU3, lo que se observa tanto en las opiniones sobre vendedores de drogas como en las representaciones sobre la propiedad. Muchos de los vecinos eran inquilinos de las propiedades que fueron expropiadas a principios de los ’80, por la dictadura y consiguieron quedarse en algunas de las casas que quedaron en pie. En tanto ya eran habitantes del barrio, Otros comenzaron a llegar y a ocupar viviendas en los años siguientes y ante la falta de una vivienda propia vieron la posibilidad de acceder a un espacio ocioso que dejaba el Estado.
Si bien ambos grupos de vecinos forman parte de los habitantes de la ex AU3, algunos consideran que tienen más derechos que otros que “usurparon ilegalmente”[ii].
Es así como términos “legalidad” e “ilegalidad”, asociados al derecho burgués son representativos a la hora de pensar el espacio público. Tanto para los espacios de poder, para aquellos vecinos propietarios como al interior del propio grupo de vecinos que demandan.




[i] Sobre el accionar de la UCEP, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires fue citado a prestar declaración en sede judicial. Ver: httpsww.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-162997-2011-02-24.html
[ii] Entrevista personal con una de las vecinas que habitaba la ex AU3 desde antes de la expropiación.

Parte V. La gestión neoliberal. Entre la expulsión, las luchas y el consentimiento.

El gobierno de Mauricio Macri reavivó muchos de los conflictos existentes al interior de los grupos y puso en juego todas las categorías e hipótesis que presenté hasta aquí. En primer lugar, luego de años de tensa calma, las políticas públicas destinadas a la ex AU3 trajeron algunas modificaciones a la antigua ley: principalmente anuló la entrega de créditos hipotecarios reemplazándolo por un sistema de subsidios. En resumen, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le entregaba un determinado monto en dinero a cada familia de la ex AU3 (un monto muy inferior al valor de una propiedad en la zona). Una vez recibido el dinero, esa familia debía abandonar la vivienda que ocupaba; luego el Estado llevaba adelante la demolición total de esa propiedad para evitar “errores” anteriores e impedir que vuelvan a ser ocupadas. De esta forma el Estado podría disponer de esas tierras para construir un nuevo barrio prometido y ansiado a inversores inmobiliarios. Es así que tal como sucedió en los años de dictadura cuando las empresas de la familia Macri fueron beneficiarias de las políticas de obra pública, ahora las políticas de expulsión se hacen bajo su gestión de gobierno[i]. Lo interesante del período de Macri y el retorno de las políticas neoliberales que comenzaron en la Ciudad de Buenos Aires, es que pone de manifiesto las hipótesis mencionadas.
En primer lugar y, quizás el más significativo, la lucha de los vecinos de la ex AU3 vino a patear el tablero de la historia argentina y de su identidad moderna, civilizada y blanca. Logrando no solamente el reconocimiento del Estado sino también efectos concretos. Las nuevas políticas neoliberales de la Ciudad intentaron comprar la lucha vecinal ofreciendo un dinero para salir de la ciudad. Esta vez sin el uso de la fuerza pública pero sí con el uso de algunos profesionales de las humanidades que ayudaron a persuadir a los beneficiarios de que debían aceptar el dinero del subsidio. Vale decir que la opción del subsidio era una de las dos posibles, la otra opción continuaba siendo la construcción de viviendas que debía afrontar el Estado pero quería evitar.
En este momento retornan las luchas de los vecinos quienes vuelven a organizarse apelando a la historia que los llevó a la conquista de la ley en 1998. Fue así que muchos vecinos decidieron organizarse nuevamente para rechazar el dinero del subsidio ya que consideraban “no alcanza para comprar una propiedad y busca que salgamos de la ciudad”. Así fue que se organizaron festivales, asambleas semanales donde discutir las diferentes posiciones, entrevistas con legisladores y todo un accionar político popular. En muchas de las reuniones en la Legislatura, a las que pude asistir, muchos diputados proponían tomar ese dinero que “es un presente porque no tienen que devolverlo y pueden comprar una vivienda en cualquier parte aunque no sea en la ciudad”. Decía que aquí se ponían en juego muchas de las categorías y alteridades que mencioné anteriormente. Los vecinos que bregaban por la construcción de viviendas sostenían que el gobierno estaba comerciando con los terrenos públicos y que buscaba evitar construir viviendas sociales.

Demolición de las viviendas que eran abandanodas por los vecinos que caeptaban los subsidios

Afiche del gobierno de la Ciudad Buenos Aires anunciando el remaate de los terrenos que ocupaban las viviendas demolidas de la ex AU3




Unos de los edificios que forman parte de la viviendas sociales
 para habitantes de la Ex au3
Muchos vecinos aceptaron el subsidio y hubo una considerable cantidad que lo rechazó. El Gobierno de la Ciudad empezó a construir viviendas sociales en el año 2011. Se trataba de departamentos en edificios de tres pisos, que tendrían una cuota y podrían ser pagadas a muy largo plazo. En 2014 comenzaron a ubicarse a las familias en las nuevas viviendas, a pesar de que la construcción sufrió algunas interrupciones porque los vecinos reclamaban poder supervisar (no siempre con éxito), con especialistas independientes, que la obra cumpliera con las reglamentaciones vigentes; además existe el reclamo de que la obra no podrá cubrir a todos los que optaron por la vivienda. 



En este momento, ya con las viviendas sociales construidas, se está abriendo un nuevo proceso de lucha y de denuncias que manifiestan que las obras no han sido realizadas adecuadamente, lo que se expresa en graves problemas edilicios, deficientes instalaciones en servicios, denuncias de pérdida de gas en los nuevos edificios. Una serie de reclamos que actualmente se están produciendo y que están dando lugar a un nuevo capítulo en la historia de la ex AU 3 y la lucha por la vivienda. Muy a su pesar el Estado de Buenos Aires, la ciudad que mejor representa a la Argentina blanca, debió aceptar solucionar el problema habitacional de la ex AU3. A pesar de que el problema sigue vigente y restan soluciones, podemos decir que fue la lucha de los vecinos la que quebró las estructuras históricas.  La que enfrentó políticas represivas y neoliberales por igual así como la estigmatización social de quienes consideran que se trata de una población que no merece tales beneficios.
Por otro lado, junto a la hipótesis que muestra una subversión frente a la histórica narrativa oficial, vimos que a escala micro, existen ciertas formas de consenso que muestran las complejidades de la vida urbana. El acceso a nuevas viviendas también puso de manifiesto el modo en que el discurso liberal y meritocrático se hace eco en los propios oprimidos. Previamente había acontecido con quienes aceptaron el subsidio bajo la creencia de ser un regalo, un obsequio que el gobierno concede. En ésta oportunidad, para muchos vecinos el acceso a la vivienda se produjo “gracias a que por primera vez un gobierno nos escuchó y construyó viviendas”. El agradecimiento al gobierno de Mauricio Macri aún persiste en algunos de los beneficiarios. Esto también vuelve a provocar nuevas formas de alteridad ya que por otro lado están los que aseguran que “esto fue un triunfo nuestro, de más de 30 años de lucha”. Y, al mismo tiempo aseguran que “lo que sucede es que aquí hay muchos que nunca lucharon y hoy tienen una casa gracias a nosotros y no al gobierno”. Estos debates y construcción de alteridades se suman también al discurso de la meritocracia que logra tener éxito también en las clases trabajadoras y populares cuando se considera que alguien no merece el beneficio “no puede ser que les den dos departamentos porque tienen una hija embarazada y le dan otra casa para ella y el marido”. Si bien la ley contempla esa posibilidad para evitar el hacinamiento, existe un fuerte rechazo entre vecinos a la hora de evaluar quien merece el beneficio y quién no.
Considero que el caso de la ex AU3 resume buena parte de la vida urbana, las políticas públicas y las luchas populares. Así como también demuestra que lejos de ser homogéneos, tanto la vida urbana como los procesos de luchas, son bien complejos y heterogéneos. Generan identidades, conflictos y contradicciones



[i] El Grupo Macri contaba con algo más de cinco empresas al comenzar la dictadura militar en 1976. Pasó a tener cuarenta y siete empresas en 1983, al acabar la dictadura. Entre algunas de las herencias se cuenta la estatización de la deuda externa privada en 1982 que favoreció a las empresas del nuevo Jefe de Gobierno que se ocupó especialmente de los terrenos de la ex AU3. Y, a modo de completar el círculo y ayudar a la comprensión del problema en cuestión, la familia Macri se benefició con la privatización del servicio de recolección de residuos de la Ciudad de Buenos en Aires decretada por el entonces Intendente, el Brigadier Osvaldo Cacciatore. De esta forma, la gobernación Macri permite entender algunas vinculaciones con el comienzo de la historia de la ex AU3. Para una aproximación inicial ver periódico Infobae, versión digital https://www.infobae.com/america/opinion/2017/01/30/macri-y-la-dictadura/


Parte VI: Reflexiones finales: lo personal y lo profesional. Desafíos y compromiso




       Este trabajo forma parte de un largo trabajo de campo que moviliza mis dimensiones subjetivas y analítico-reflexivas. Como diría Norbert Elias tiene que ver con un trabajo de compromiso y distanciamiento. Fui parte de este proceso de lucha como habitante primero y como antropólogo después.
Desde el año 2003 hasta 2016 fui habitante de la ex AU3. Conocí de cerca su problemática, su historia y me vi afectado por el desarrollo de los acontecimientos. En el año 2008 ingresé a la Licenciatura en Antropología Social y empecé a ver el problema de mi barrio como un problema de investigación. Empecé a observar desde una óptica más analítica que me permitió ser parte del problema pero que, a la vez empezaba a observar otras cuestiones como las identidades, la aparición del consenso entre mis vecinos, las formas de clasificación y alteridades. Fue así que nació mi interés en escribir sobre la ex AU 3 y así se lo hice saber a varios de mis vecinos más cercanos. Esta investigación se propuso ser la tesis final de licenciatura pero luego el tema acabó siendo otro ya que el proceso de lucha no estaba culminado aún y había mucha incertidumbre. Me permitió conocer a muchos otros vecinos y adentrarme en sus historia de vida, conocer sobre la historia de este barrio que rompe con el imaginario nacional y también de la ciudad al estar ubicada en plena zona norte de la Ciudad de Buenos Aires: la zona más rica y próspera.
Muchos trabajos sobre la Ciudad de Buenos Aires, consideran la zona norte como la región más privilegiada de la ciudad y hablan de una segregación en degradé, desde el norte hacia el sur (Grimson, 2009). Y lo es, en parte, ya que allí se ubican los barrios más caros y más codiciados por el mercado. Y también es cierto que en la zona sur de la ciudad están los barrios más pobres, con mayores dificultades de acceso a hospitales, menos urbanizados. No obstante la ex AU3 muestra la presencia de un grupo de vecinos que decidió organizarse y que representaban lo contario a lo que muestra el imaginario urbano: existe un barrio pobre, de trabajadores desposeídos que reclaman el derecho a vivir en la ciudad y en la zona más rica.
Obra realizada por el artista italiano conocido como Blu, que decora una de las viviendas de la ex AU3
Así como el término “espacio público” puede significar un concepto liberal-burgués representativo de las democracias modernas y sus Estados nacionales, también es un concepto ideológico. En este sentido Manuel Delgado (2011) tiene razón cuando refiere a que espacio público es un concepto que forma parte de la “ideología ciudadanista” y que la defensa de la heterogeneidad acaba dividiendo a los oprimidos. También es cierto que no hay un pleno ejercicio de ciudadanía cuando hay oprimidos que son desplazados del diseño de la ciudad.  Pero no se trata de una defensa de la heterogeneidad sino de aceptarla como real. Tampoco se trata de adherir a los postulados liberales-modernos. Lejos de ello, se trata de comprender que, como intenté mostrar aquí, las luchas sociales de los oprimidos conviven con estas realidades. Y que, la creencia de que el gobierno de Macri “es el único que nos escuchó y construyó viviendas” nos habla de la existencia de un consenso social (que hoy explica buena parte de su éxito en la carrera hacia la presidencia). Del mismo modo en que los debates teóricos, muchas veces, desconocen lo empírico: que los propios oprimidos recurren y necesitan saber caminar el terreno de la legalidad, de la modernidad y de la ciudadanía para lograr el reconocimiento. Los habitantes de la ex AU3 no dejaron de ser trabajadores, pobres y estigmatizados. Pero su lucha ha sido reconocida y se ha transformado en viviendas y hoy viven en la zona más cara de la ciudad.
Max Weber (1998) y Antonio Gramsci (1998) teorizaron sobre el consenso social desde diferentes enfoques. Como académico pero también como político liberal, Weber definió al Estado como el monopolio de la violencia física legítima. La legitimidad y la legalidad se diferencian que la primera tiene que ver con lo que es aceptado socialmente. Y la segunda con lo que es considerado desde la ley. Intenté mostrar aquí como una cosa y otra pueden relacionarse y, en esta caso la legalidad ha servido para legitimar aún más una lucha que ya lo era para sus protagonistas. Pero que adquirió mayor reconocimiento cuando fue reconocida por la ley. La legitimidad es concedida por otros que reconocen esa lucha. Aún dentro de los propios luchadores que reconocían la importancia de la legalidad. Y también cuando muchos de ellos legitiman la noción de la legalidad a la hora de adjudicar mayor o menor legitimidad a los derechos de unos y otros colegas de lucha.
Desde una óptica diferente, desde el marxismo, Gramsci definió la hegemonía como la suma de coerción y consenso. Además de la explotación económica y de la dominación política y represiva, el poder se expresa a partir de una dominación hegemónica según la cual las clases subalternas legitiman la dominación. Dicho de otra forma, hay un consenso en el propio explotado para su dominación. Así el proceso de lucha política de los oprimidos deberá incluir una lucha contrahegemónica que combata los efectos materiales y simbólicos del poder.
                El caso de la ex Au3 demuestra la necesidad de atender los planos macro y micro. La manera en que el poder opera políticamente y las luchas desafían el símbolo de la Argentina liberal. Y también la necesidad de bajar a lo micro, de ver los efectos del discurso liberal, del mérito y de cómo se producen los consensos. Estos aspecto macro y micro que expresa la ex AU3 sintetizan buena parte de la vida urbana. Y, para los estudios sociales de la vida urbana se plantea un desafío a la hora de entender que el auge del nuevo sistema neoliberal adquiere formas que ya están presentes en lo popular. La carrera de Macri dirigiendo un club de fútbol, luego la Ciudad de Buenos Aires y hoy la Argentina ha sido exitosa en materia de aprobación y producción de consenso. Después de todo alguien dijo alguna vez que el capitalismo, a diferencia de otros sistemas anteriores es capaz de subsistir gracias a que el trabajador cree que puede ser patrón.
 Es hora de estudiar también a las élites y a estas nuevas derechas que apoyadas en discurso comunicacional, construyen hegemonía. Como dice Delgadillo quizá sea necesario estudiar a las esferas de poder y no tanto a los sujetos afectados.
¿Cómo se produce el discurso del poder?, ¿cómo se construye hegemonía y cómo la ciudad es el escenario de conflictos y heterogeneidades donde, como muestra la lucha de la ex AU3, conviven tanto las luchas por el derecho a vivir en la ciudad como la creencia en que hay que merecerlo?. Y, como muestra también la ex AU 3, conviven las políticas de higienización típicas de una historia nacional, como una lucha capaz de amenazarla y enfrentarla. Y eso es lo que mantiene esperanzas

Bibliografia

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