Aquel espacio público, cuyo trazado se extendía de Norte a Sur,
comenzó a ser ocupado en los años de democracia, por centenares de personas que
reclamaban no sólo su derecho a la vivienda, sino que comenzaron a exigir el
derecho de vivir en la Ciudad de Buenos Aires. Pero, para ello, el Estado debía reconocer su reclamo.
De esta manera, este espacio que, en términos
administrativos y de gestión pertenecía al Estado de la Ciudad de Buenos Aires,
fue convirtiéndose con los años en un espacio de disputas políticas en el que
los vecinos se organizaron para hacer visibles sus demandas, pasando por
represiones policiales y desalojos violentos, sin olvidar las diferentes
estigmatizaciones expresadas por medios de comunicación y por gran parte de los
vecinos propietarios que históricamente habitaban los barrios comprendidos por
la ex AU3 y que no comprendían el área afectada al desalojo de entonces.
La ocupación hecha por esas familias comenzó a dar una
nueva configuración a la zona: aquellas casas que no estaban afectadas a la
traza de la ex AU3 no fueron expropiadas, por lo cual sus habitantes
permanecieron en ellas, compartiendo el barrio ahora con una nueva población
que llegaba de diferentes latitudes y con otra que había sido inquilina durante
el proceso de expropiación que no fue beneficiada por el subsidio y decidió
quedarse. Todos ellos reclamando su derecho a una vivienda en la Capital
Federal. Es así que este proceso comienza a dar forma a una nueva sociabilidad
en aquellos barrios: la convivencia entre los vecinos propietarios, que vivían
frente a las nuevas casas de la traza de la ex AU3 y que pasarían a llamarse
“frentistas” (tanto a sí mismos como por parte de la administración
gubernamental) y los nuevos (otros no tanto) vecinos que ocupaban y levantaban
esas viviendas en terrenos públicos, que fueron bautizados como “ocupantes”. De
esta convivencia, de la construcción de alteridades e identidades, así como de
las heterogeneidades presentes al interior de los campos, principalmente dentro
de los vecinos “ocupantes” pero también del rol del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se ocupará
este artículo.
La exigencia de los vecinos “ocupantes” fue constituyéndose
en una organización política que, con los años, aprendió a moverse, enfrentarse
y negociar con las diferentes áreas administrativas. Con la organización
vecinal se conforma una comisión de delegados elegidos por zonas para luchar
organizadamente tanto por el acceso a la vivienda como para frenar los
frecuentes desalojos compulsivos. Se forma así una Unidad Ejecutora integrada
por delegados, legisladores porteños, funcionarios gubernamentales de la
Comisión Municipal de la Vivienda y representantes de los citados vecinos
“frentistas” que, como podrá verse más adelante, desempeñan un papel importante
en esta historia. Vecinos ocupantes, funcionarios políticos y frentistas
aparecerán en el texto como actores protagónicos de la conflictividad espacial
en cuestión. La Unidad Ejecutora de la ex AU3[i]
sería desde entonces la encargada de administrar el problema de la traza, así
como de dividirla en lo que se llamarían Sectores que tendrían una numeración
del 1 al 5 y estaban distribuidos según área geográfica para su administración.
Luego de varios años de lucha y de padecer violentos
desalojos efectuados por la Policía Federal, el 30 de diciembre de 1998, se
sancionó la Ley nº 324 que planteaba puntos importantes para atender la
cuestión habitacional para los vecinos de la ex Au3. La ley contemplaba
principalmente el reconocimiento legal de la categoría de “ocupantes”. La
sanción de esta ley los colocaba como sujetos de derecho. Lo que, en términos
legales, los igualaba a aquellos vecinos propietarios y abría las puertas para
continuar la lucha por la vivienda.
Para simplificar y no ahondar en detalles técnicos,
digamos que la ley dice que el estado debe brindar una solución al problema
habitacional. Para ello existen algunas opciones para los vecinos: el Estado
brinda la posibilidad de optar por un crédito o por la construcción de
viviendas dentro del propio barrio. En la práctica, con el transcurso de los
años y cambios de gobiernos, ninguna de las opciones prosperó y hasta el año
2009, los conflictos fueron disminuyendo en tanto ni el estado avanzó con
créditos ni con las construcciones. Sin embargo tampoco continuaron los
desalojos violentos ni las persecuciones policiales de los primeros tiempos, lo
que dejaba tranquilos, de algún modo, a los vecinos que aún mantenían ocupando
las viviendas y habitando diariamente los barrios afectados.
Mapa del sector 5 de la ex AU3. Abajo, en el círculo, el trazado completo de la ex AU3 dividieno en dos la ciudad y uniendo el norte con el sur |
Mi trabajo se desarrolló en
el denominado Sector 5 de la traza de la ex AU3, delimitado por las calles
Donado, Av. de los Incas, Holmberg y Av. Congreso, donde se calcula que viven
aproximadamente 300 familias. Esta zona tiene la particularidad de constituir
uno de los puntos más caros de la ciudad donde confluyen los barrios de Villa
Urquiza, Coghlan y Belgrano R.
En este sector es donde pude convivir con las nuevas formas de lucha
que comenzaron en 2009. A partir de ese momento los conflictos regresaron a
partir de la llegada del entonces Jefe de Gobierno, Mauricio Macri[ii]
donde se produjeron nuevos intereses por un barrio muy codiciado por el marcado
inmobiliario. Pero, además, este período dio muestra de las distintas
alteridades, identidades y disputas que se relacionan ampliamente con la
historia nacional y con las políticas públicas.
[i] La Unidad Ejecutora de la ex AU 3 fue el organismo encargado de
administrar el área comprendida por la traza de lo que sería la Autopista 3. En
dicho organismo se atenderían los reclamos de los vecinos y de allí saldrían
varias resoluciones destinadas a la administración de ese espacio.
[ii] Antes de asumir como Presidente en el año 2015, Mauricio Macri
ocupó el cargo de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de los años
2008 a 2015.
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